Mayalde en Villagonzalo Pedernales

Este pasado domingo, tuvimos la oportunidad de disfrutar de uno de esos ratitos que llevaban tanto tiempo resistiéndose y que, a falta de esos otros corros, que tanto se echan de menos, alimentan el alma.

Y es que, son varias las razones que hacen obligatoria la asistencia a un evento como este. A saber:

Degustar un plato cocinado con mimo, con conocimiento y con una presentación exquisita.

Asistir a una liturgia que nos reafirma en nuestras creencias.

Y por supuesto, como no, dar un poquito de calor a los amigos a los que tanto echamos de menos.

Como siempre, como no puede ser de otra manera, un verdadero placer. A ver si vamos superando las pildoritas y tenemos la oportunidad, bien pronto, de pegarnos un buen atracón, de esos de digestión complicadilla, ¡que ya hay apetito!